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viernes, 30 de septiembre de 2011

Pon al día tu coche después del verano.

Comprobar el estado de los neumáticos, el nivel del líquido de frenos, anticongelante, aceite, etc.  es fundamental después del sobre uso de tu coche en el verano y dejarlo preparado para las inclemencias del invierno

Aunque aun nos queda por delante un templado otoño, las vacaciones han terminado ya para la mayoría de nosotros. Tras un verano en el que hemos hecho un uso más exhaustivo del coche, sobrecargándolo de maletas, bolsas y bolsitas, transitando por caminos de cabras y viajando cientos de kilómetros, ha llegado el momento de revisarlo y dejarlo listo para el período invernal.
Por eso, quiero echarte una mano con unas sencillas recomendaciones sobre los aspectos básicos de tu vehículo que te conviene tener en cuenta.

Limpieza.
Es casi seguro que tu coche traiga sus propios “recuerdos” de las vacaciones: arena de la playa, bichos estampados en el parabrisas y carrocería, restos de resinas, tierra o barro de la montaña…
Lo primero que debes hacer es realizar una limpieza a fondo. Lo correcto sería llevarlo a un centro especializado donde efectúen una limpieza interior y exterior del vehículo, pero si los gastos de las vacaciones y de “la vuelta al cole” nos han dejado la cartera temblando, podemos hacerlo nosotros mismos. Muchas gasolineras disponen de aspiradores y lanzas de agua a presión con los que por unos pocos euros podremos dejar nuestro auto impoluto.

Carrocería.
Con el coche limpio será mucho más sencillo percibir posibles arañazos en la carrocería. Si son pequeños los podrás reparar tú mismo. En tiendas especializadas podremos encontrar productos para retocar los arañazos e incluso para sacar los bollos, aunque lo más recomendable en caso de golpes es dejarlo en manos de profesionales ya que puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Cuando aparcamos a la sombra de un árbol, corremos el peligro de que este deposite resina sobre la pintura de nuestro coche. Un método infalible para quitarla antes de que se perpetue en el barniz de la pintura es frotarla con un paño humedecido en aceite de oliva.

Presión y dibujo de los neumáticos.
Tras las largas distancias recorridas y en muchos casos al exceso de peso al que habrá estado sometido el auto, es más que probable que la presión de los neumáticos haya disminuido. Si no tienen la presión adecuada se sobrecalentarán, el gasto de combustible aumentará y se desgastarán prematuramente.
Comprueba la presión siempre en frío e ínflalos siguiendo las recomendaciones del fabricante. Si quieres bajar algo el consumo de combustible, mételes un poquito más de presión que la indicada. Aprovecha también para asegurarte de que el dibujo de los neumáticos no está demasiado desgastado, para ello fíjate en las guías que contiene el surco del propio neumático. Si estas ya están a la altura del dibujo, tendrías que cambiarlos.

Niveles de líquidos.
Saca la varilla del aceite y asegúrate de que el nivel no está por debajo del mínimo, si es así rellénalo hasta la marca sin pasar del máximo ya que el exceso puede castigar al catalizador. Recuerda que siempre hay que revisarlo en llano y dependiendo del aceite que use, el nivel hay que mirarlo con el motor caliente pero siempre apagado.
Con el motor frío, esto es muy importante para evitar posibles quemaduras, comprueba el nivel del líquido del sistema de refrigeración observando el vaso de expansión. Observa las marcas de mínimo y máximo, el nivel no debe sobrepasar el máximo ya que podría ser perjudicial por el exceso de presión en el circuito y reventar algún manguito.

Frenos.
Conviene comprobar el líquido de frenos al menos cada dos años y controlar el sistema de frenado con frecuencia. Al finalizar el verano es un buen momento para hacerlo, sobre todo si has detectado algún cambio en la respuesta de frenado.
En ocasiones, debido al calor y a un mayor uso del freno, puede ocurrir que las pastillas se sobrecalienten produciéndose el denominado efecto fading, es decir, que haya que pisar más el pedal del freno y aun así el coche no frene correctamente. En este caso, por  seguridad, es imprescindible revisar el sistema de frenado y sustituir las pastillas en caso necesario.

Limpiaparabrisas.
El Sol y el calor del verano pueden haber resecado la goma de los limpiaparabrisas haciéndoles perder eficacia. Si esto ocurriera, los limpias no cumplirían su función correctamente, provocando un molesto ruido al ponerlos en funcionamiento.
Otro elemento fundamental para la correcta limpieza del parabrisas es el agua. Con la cantidad de mosquitos que habrás tenido que eliminar seguro que el depósito está pidiendo agua a gritos, no esperes a que únicamente salga espuma. Te aconsejo que lo rellenes con agua o mejor con alguno de los productos con base de alcohol que venden en comercios especializados. Nunca, repito nunca, utilices jabón o lavavajillas para mezclar con el agua ya que seguro que se te atascarán los orificios de salida.
Revisa las escobillas, si es necesario sustitúyelas por unas nuevas y rellena el depósito del limpiaparabrisas con agua o algún producto específico.

Aíre acondicionado.
Tras un uso intensivo durante estos meses de verano, puede ocurrir que el sistema de no enfríe lo suficiente. Si es así, es probable que el circuito se haya quedado sin gas. Deberás hacer una visita al taller para que le metan una carga con colorante por si existiera alguna fuga. No lo dejes pasar ya que el sistema de climatización es útil a la hora de desempañar los cristales y permitirte una conducción más segura.


***Espero haberte servido de ayuda, pero si necesitas aclarar alguna cuestión no dudes en ponerte en contacto conmigo.

Iñigo Palomero Ugarte
Asesor Personal para el Automóvil
Grupo de Servicios "tienes más tiempo"


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