Aunque aun nos queda por delante un templado otoño, las
vacaciones han terminado ya para la mayoría de nosotros. Tras un verano en el
que hemos hecho un uso más exhaustivo del coche, sobrecargándolo de maletas,
bolsas y bolsitas, transitando por caminos de cabras y viajando cientos de
kilómetros, ha llegado el momento de revisarlo y dejarlo listo para el período
invernal.
Por eso, quiero echarte una mano con unas sencillas recomendaciones
sobre los aspectos básicos de tu vehículo que te conviene tener en cuenta.
Limpieza.
Es casi seguro que tu coche traiga sus propios “recuerdos”
de las vacaciones: arena de la playa, bichos estampados en el parabrisas y
carrocería, restos de resinas, tierra o barro de la montaña…
Lo primero que debes
hacer es realizar una limpieza a fondo. Lo correcto sería llevarlo a un centro
especializado donde efectúen una limpieza interior y exterior del vehículo,
pero si los gastos de las vacaciones y de “la vuelta al cole” nos han dejado la
cartera temblando, podemos hacerlo nosotros mismos. Muchas gasolineras disponen
de aspiradores y lanzas de agua a presión con los que por unos pocos euros
podremos dejar nuestro auto impoluto.
Carrocería.
Con el coche limpio será mucho más sencillo percibir
posibles arañazos en la carrocería. Si son pequeños los podrás reparar tú
mismo. En tiendas especializadas podremos encontrar productos para retocar los
arañazos e incluso para sacar los bollos, aunque lo más recomendable en caso de
golpes es dejarlo en manos de profesionales ya que puede ser peor el remedio
que la enfermedad.
Cuando aparcamos a la sombra de un árbol, corremos el
peligro de que este deposite resina sobre la pintura de nuestro coche. Un método
infalible para quitarla antes de que se perpetue en el barniz de la pintura es
frotarla con un paño humedecido en aceite de oliva.
Presión y dibujo de los neumáticos.
Tras las largas distancias recorridas y en muchos casos al
exceso de peso al que habrá estado sometido el auto, es más que probable que la
presión de los neumáticos haya disminuido. Si no tienen la presión adecuada se
sobrecalentarán, el gasto de combustible aumentará y se desgastarán
prematuramente.
Comprueba la presión siempre en frío e ínflalos siguiendo
las recomendaciones del fabricante. Si quieres bajar algo el consumo de
combustible, mételes un poquito más de presión que la indicada.
Aprovecha también para asegurarte de que el dibujo de los neumáticos no está
demasiado desgastado, para ello fíjate en las guías que contiene el surco del
propio neumático. Si estas ya están a la altura del dibujo, tendrías que
cambiarlos.
Niveles de líquidos.
Saca la varilla del aceite y asegúrate de que el nivel no
está por debajo del mínimo, si es así rellénalo hasta la marca sin pasar del
máximo ya que el exceso puede castigar al catalizador. Recuerda que siempre hay
que revisarlo en llano y dependiendo del aceite que use, el nivel hay que mirarlo
con el motor caliente pero siempre apagado.
Con el motor frío, esto es muy importante para evitar posibles quemaduras, comprueba el nivel del líquido del sistema de refrigeración observando el vaso de expansión. Observa las marcas de mínimo y máximo, el nivel no debe sobrepasar el máximo ya que podría ser perjudicial por el exceso de presión en el circuito y reventar algún manguito.
Con el motor frío, esto es muy importante para evitar posibles quemaduras, comprueba el nivel del líquido del sistema de refrigeración observando el vaso de expansión. Observa las marcas de mínimo y máximo, el nivel no debe sobrepasar el máximo ya que podría ser perjudicial por el exceso de presión en el circuito y reventar algún manguito.
Frenos.
Conviene comprobar el líquido de frenos al menos cada dos
años y controlar el sistema de frenado con frecuencia. Al finalizar el verano
es un buen momento para hacerlo, sobre todo si has detectado algún cambio en la
respuesta de frenado.
En ocasiones, debido al calor y a un mayor uso del freno,
puede ocurrir que las pastillas se sobrecalienten produciéndose el denominado
efecto fading, es decir, que haya que pisar más el pedal del freno y aun así el
coche no frene correctamente. En este caso, por seguridad, es imprescindible revisar el
sistema de frenado y sustituir las pastillas en caso necesario.
Limpiaparabrisas.
El Sol y el calor del verano pueden haber resecado la goma
de los limpiaparabrisas haciéndoles perder eficacia. Si esto ocurriera, los
limpias no cumplirían su función correctamente, provocando un molesto ruido al
ponerlos en funcionamiento.
Otro elemento fundamental para la correcta limpieza del
parabrisas es el agua. Con la cantidad de mosquitos que habrás tenido que
eliminar seguro que el depósito está pidiendo agua a gritos, no esperes a que
únicamente salga espuma. Te aconsejo que lo rellenes con agua o mejor con
alguno de los productos con base de alcohol que venden en comercios
especializados. Nunca, repito nunca, utilices jabón o lavavajillas para mezclar
con el agua ya que seguro que se te atascarán los orificios de salida.
Revisa las escobillas, si es necesario sustitúyelas por unas
nuevas y rellena el depósito del limpiaparabrisas con agua o algún producto
específico.
Aíre acondicionado.
Tras un uso intensivo durante estos meses de verano, puede
ocurrir que el sistema de no enfríe lo suficiente. Si es así, es probable que
el circuito se haya quedado sin gas. Deberás hacer una visita al taller para
que le metan una carga con colorante por si existiera alguna fuga. No lo dejes
pasar ya que el sistema de climatización es útil a la hora de desempañar los
cristales y permitirte una conducción más segura.
***Espero haberte servido de ayuda, pero si necesitas aclarar alguna cuestión no dudes en ponerte en contacto conmigo.
Iñigo Palomero Ugarte
Asesor Personal para el Automóvil
Grupo de Servicios "tienes más tiempo"
AsPerAuto,
Asesor Personal para el
Automóvil. Si tienes dudas sobre qué coche comprar o cómo vender el
actual, a qué taller dirigirte en caso de golpe o avería etc.
consúltanos ¡es gratis! www.tienesmastiempo.com/asperauto
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